COLOMBIA, UNA GRAN Y ETERNA FOSA PARA OCULTAR LA VERDAD Y BORRAR LA MEMORIA.
María Paula Tovar Navarrete
ANÁLISIS
María Paula Tovar Navarrete
1/18/20255 min read
El año 2024 terminó recordándonos que un país con una historia llena de violencia e injusticia, como lo es Colombia, hay fosas comunes por todo lado, pero que también es dramático lo que han hecho los diferentes gobiernos por ocultar y sepultar la verdad. Sin embargo, algo que nos ha enseñado algunos estudios sobre la memoria, es que ningún hecho de violencia y de injusticia puede ser enterrado o sepultado por completo o para siempre, por muy literal que parezca.
El objetivo que han querido imponer varios sectores de derecha es el olvido: “referido a la función que cumple el olvido y la amnesia colectiva como mecanismos encaminados a legitimar la impunidad de los criminales” Es algo que se ha vuelto habitual en la historia de este país.
En ese sentido, recientemente se dio el hallazgo de algunos restos óseos en la denominada “Escombrera” en la comuna 13 de Medellín, que corresponden a víctimas de desaparición forzada; la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) afirma que pueden haber más de 502 personas desaparecidas durante la década de 1980 y los años 2000 y arrojadas a este lugar, sin embargo, el pico de desaparición más grande fue durante el proceso de la llamada Operación Orión bajo la denominada “Seguridad Democrática”. Quienes encabezaron esta operación fue Marta Lucía Ramírez (ministra de defensa en el año 2002) Mario Montoya (General de las fuerzas militares en el 2002) y como cabecera principal Álvaro Uribe Vélez (presidente de la República en el periodo 2002 – 2010) y quienes dieron la orden de desaparecer a cientos de personas en la comuna 13. Además de dar la orden para que procedieran las fuerzas militares y se ejecutara esta operación, hubo una complicidad con grupos paramilitares que operaban en esta zona, el gobierno quiso delegar una supuesta justicia – convertida realmente en la violación de Derechos Humanos por medio de la desaparición forzada – y con un discurso contrainsurgente que tanto ha caracterizado a la lumpenburguesía de este país.
El 16 de octubre de 2002 inició la Operación Orión, que de acuerdo con el informe La huella invisible de la guerra. Desplazamiento forzado en la comuna 13, ha sido considerada como la acción armada de mayor envergadura que ha tenido lugar en un territorio urbano en el marco del conflicto armado en el país. Más de 1.500 efectivos de la fuerza pública y organismos judiciales, junto a informantes encapuchados, participaron de esta intervención contra presuntos colaboradores de la guerrilla
Esta (in)seguridad (anti)democrática generó un discurso y práctica contrainsurgente, que buscaba acribillar y eliminar a todos los sectores de izquierda, cometiendo así los horrores de los grandes crímenes de lesa humanidad como lo fue los falsos positivos (también durante el gobierno de Uribe Vélez) por citar un ejemplo; implantando un discurso negacionista, pretendiendo eliminar y ocultar la verdad de los hechos y justificando las atrocidades de violación de Derechos Humanos.
Recordemos esta fotografía que evidencia la orden que da un paramilitar a las fuerzas militares en la comuna 13 de Medellín durante la Operación Orión, donde con el dedo que señala es más letal que cualquier arma; una imagen que simplemente muestra el cinismo de un gobierno paramilitar y subordinado a los discursos antisubversivos.
En fin, la escombrera, es posiblemente la fosa común más grande de Colombia en un sector urbano, queda dentro de la comuna 13 de Medellín, una comuna que ha sido azotada por la violencia, la injusticia y la desigualdad. Este sector es el vertedero constante de escombros que han arrojado mientras que han construido la ciudad de Medellín, miles de toneladas son arrojadas a este vertedero, y sin compasión, van pretendiendo enterrar la verdad.
Ahora bien, con los nuevos hallazgos en la escombrera, se empiezan fortalecer aquellos ejercicios de memoria, como el mural mandado a borrar por el actual alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez (cercano a Álvaro Uribe), mural que dice “Las cuchas tienen razón”, pretendiendo que poniendo pintura gris sobre lo ya dicho y pintado se siguiera borrando y ocultando la verdad.
Esta imagen muestra el mural que después fue silenciado por Federico Gutiérrez y su alcaldía, legitimado por sectores sociales de extrema derecha, que buscan ocultar las diferentes expresiones de memoria para evidenciar hechos atroces ocurridos durante anteriores gobiernos como el de Uribe, en compañía de los sectores paramilitares.
No obstante, este hecho que ocurrió hace algunos días en la ciudad de Medellín ha generado todo un proceso de reconstrucción de la memoria a partir de murales que replican en varias ciudades del país con dicha consigna y donde se muestra a Álvaro Uribe llevando una carretilla de escombros con un mensaje que dice “Yo di la orden”; “Por un lado, la memoria se ha erigido no sólo contra el olvido, sino sobre todo contra un régimen político que oculta y niega el crimen en el presente”.
Finalmente, es fundamental que estos procesos de memoria se sigan llevando a cabo en todo el territorio nacional, implantar una cultura que busque visibilizar los hechos atroces e injustos que han cometido diferentes gobiernos, permitirán que la amnesia colectiva y el olvido sea cada vez menor.
DESAPARICIONES
Rubén Blades
Que alguien me diga que ha visto a mi esposo
Preguntaba la doña,
Se llama Ernesto X, tiene 40 años
Trabaja de celador en un negocio de carros
Llevaba camisa oscura y pantalón claro
Salió antenoche y no ha regresado
Y no se ya que pensar
Pues esto antes no me había pasado
Llevo tres días buscando a mi hermana
Se llama Altagracia igual que la abuela
Salió del trabajo pa’ la escuela
Tenía puestos unos jeans y una camisa blanca
No ha sido el novio
el tipo está en su casa
No saben de ella en la PSN, ni en el hospital.
Que alguien me diga si ha visto a mi hijo
Es estudiante de pre-medicina
Se llama Agustín y es un buen muchacho
A veces es terco cuando opina
Lo han detenido, no sé qué fuerza
Pantalón blanco, camisa de rayas
Pasó anteayer.
Clara, Clara, Clara, Clara Quiñones se llama mi madre
Ella es, ella es un alma de dios, no se mete con nadie
Y se la han llevado de testigo
por un asunto que es nada más conmigo
Y fui a entregarme hoy por la tarde
Y ahora vi que no saben quién se la llevó del cuartel.
Anoche escuché varias explosiones
tiros de escopeta y revólveres
Carros acelerados, frenos, gritos
eco de botas en la calle
Toques de puerta, quejas, por dioses, platos rotos
Estaban dando la telenovela
por eso nadie miró pa’ fuera.
Busca en el agua y en los matorrales
(¿Y por qué es que se desaparecen?)
Porque no todos somos iguales
(¿Y cuando vuelve el desaparecido?)
Cada vez que los trae el pensamiento
(¿Cómo se le habla al desaparecido?)
Con la emoción apretando por dentro.
